Elaborado por Jason Torres Vega
Los problemas para la presidenta Laura Chinchilla trascienden el ámbito político. Las tensiones en Casa Presidencial parecen multiplicarse por un hecho que no es referente a su Gabinete, ni tampoco a un acontecimiento en la Asamblea Legislativa.
Hace escasos días el esposo de la presidenta, José María Rico, protagonizo un accidente de tránsito.
La noticia hubiese sido menos trascendente de no ser por un detalle, el primer caballero de la República conducía con la licencia vencida.
Ciertamente José Rico no es un político, sin embargo al estar al lado de la persona que ostenta el cargo de mayor relevancia en la función pública, debe procurar actuar en forma discreta y apegarse a las normas y leyes que rigen por igual a los habitantes del país.
En las últimas semanas la sociedad costarricense ha observado con gran preocupación el accionar de algunos políticos; que por diversas causas han debido abandonar sus puestos, la situación de Rico suma un punto más que pone a pensar a la ciudadanía cuando se trata de justificar lo injustificable. La presidenta Chinchilla lejos de aceptar un error, excuso el hecho de la portación de una licencia vencida.
La sensación de que las personas cercanas al poder tienen una facultad para evadir las obligaciones e incumplir con los deberes, como renovar una licencia o pagar impuestos, está más latente que nunca. La clase política corre para ponerse en regla, esperemos que esto sea una constante y no algo pasajero.
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